viernes, 30 de mayo de 2008

Derechos humanos en la Iglesia



Cualquier mujer católica que ejerza el sacerdocio será excomulgada, así como quien la ordene.
Sorprende la firmeza de la noticia, sobretodo si se compara a los tratos bastante sutiles que por décadas gozaron pederastas, narcocuras y otros demás joyitas católicas del siglo XX.

La noticia me parece aberrante; como el gobierno de los Estados Unidos pidiendo el respeto a los derechos humanos mientras se publicaban las fotos de Abu-Ghraib, ¿En donde puede existir tan poca coherencia?

Queda claro que a Ratzinger no le tocará reformar la iglesia, ya ni siquiera la imagen que incluso los católicos tenemos al interior. Lo más curioso es que los fundamentos teológicos de la negación al sacerdocio femenino son anacrónicos, y vetustos; como un calzón de la reina Victoria en medio de una sex shop húngara.

Hay una necesidad de actualizarse, de leer el tiempo contemporáneo; desafortunadamente la clase que domina el Vaticano no deja de ser la sección geriátrica del catolicismo. En otras palabras nuestra cabeza religiosa es un grupo de viejitos poderosos y necios que en vez de estar disfrutando de un merecido retiro, les ha tocado dirigir esto que llamamos madre iglesia.
La Iglesia Católica es una organización cerrada, increiblemente jerárquica y poco democrática en su interior pero que al mismo tiempo dice defender los derechos humanos; claro, no incluyen la igualdad de género.
¿Qué fundamento teológico SERIO hace que ninguna mujer pueda ejercer el sacerdocio?

lunes, 26 de mayo de 2008

sábado, 24 de mayo de 2008

¡Yuppie! mi nueva olla Ecko

Es extraño pensar que el tema de este blog es una olla.
Si, suena extraño, pero una olla de presión “Ecko” de 5 litros de capacidad fue el motivo de una serie de reflexiones que ahora escribo.

El día pintaba como cualquier otro. Tenia ya varios minutos esperando en la fila para ser atendido por el cajero, era viernes casi a mediodía y el banco estaba tan lleno como debía estar.

- Señor, se ganó un premio; pase con el ejecutivo para que se lo entregue – Me dijo el cajero algo distraído, sin darme mucha atención. Detrás del vidrio todos tenían esa cara de ya-casi-es-fin-de-semana...

No quería permanecer mucho tiempo en el banco. Sin embargo el hecho de haber ganado un premio me obligaba a hacer otra larga fila.

(¿Porqué en los bancos siempre en los televisores está Tv Azteca?, lo peor de esperar 15 minutos más era tener que escuchar las estupideces de Ingrid Coronado, que escribía consejos de amor en un pintarrón que por lo chafa, probablemente lo compraron en una tienda de segunda de alguna telesecundaria rural guerrerense. Claro, los consejos tenían la profundidad e inteligencia digna de la chica azteca, inspirada seguramente por ideas de Octavio Paz y Rimbaud. Si alguien del EPR llegase a leer este texto, por favor evalúe firmemente la posibilidad de atentar la sede del Ajusco y liberarnos de la telebasura y los abonos chiquitos de Elektra *)

Al momento de llegar con la chica ejecutiva, me dio la gran noticia. Había ganado la olla Ecko del Libretón.

- ...¿Yuppie?... - pensé desde mis adentros...

No quiero sonar demasiado nefasto, porque sinceramente me da gusto ganar algo inesperado. Mi punto de reflexion es una simple pregunta: ¿Qué no estaba en un banco?
Me esperaria una olla de presion en una tienda de enseres domésticos, o en una despedida de soltera.

¿Pero en un banco? Usualmente dan dinero, por que al dinero es a lo que se dedican. Pero no, no había efectivo. Solo la olla nueva, lustrosa, voluminosa, y enormemente estorbosa para efectos prácticos en mi vida.

Así que elaboré una lista de posibles usos:

a) Subir al cuarto piso de la PGR, y apenas vaya pasando por debajo Juan de Dios Castro Lozano, aventarla hacia su cabezota lerdense, envuelta en una bandera nacional a la Juan Escutia y escribirle con letras de oro: “Ecko, 5 litros. En memoria de Felícitas y Teresa".

b) Utilizarla como pisa papel, y por dentro como un bonito estuche, muy alternativo y avant-garde, para guardar mis cosas de oficina.

c) Ir a la embajada venezolana e intercambiarla por petróleo. Asumo que si hay un programa de petróleo por alimentos, habrá de haber otro de petróleo por utensilios de cocina (en algún lugar tienen que cocer el frijol que importan). Con el petróleo que me dieran a cambio, pienso venderlo a algún perredista extremo-casi-anarquista, para que lo embarre en el congreso a manera de protesta por la reforma energética.

d)Utilizarla para apartar el lugar de mi coche. ¿Se ve mejor una olla de presión reluciente y nueva que un bote de plástico no?

e)Donarla a alguna mujer golpeada para cuando el Santos quede descalificado de la Liguilla (no es por ser pesimista, simplemente acotarme a lo más probable); que habrá muchas víctimas de maridos machos-futboleros.Como diría Astrid Hadad, más vale golpeada y bien cogida… Aquí lo cambio a más vale golpeada y con olla nueva…

Curioso el premio ¿No?

Agradezco sin embargo la enorme generosidad de Bancomer BBVA por haberme regalado la olla Ecko 5 litros y de paso haber retenido por dos semanas la mitad de mi saldo.
Eso venía escrito en las letras chiquitas que hay en el documento a firmar al momento de recibir el premio… ya saben, políticas de la empresa.




*El autor se deslinda de cualquier nexo con el EPR, y limita sus opiniones y su influencia a los ociosos sin que-hacer que leen su blog. Aunque (el autor) desee firmemente que algo funesto le suceda a TV Azteca, se quita la responsabilidad de acción y solo lo escribe externando un pensamiento muy personal que de ninguna manera refleja una probable realidad.

jueves, 8 de mayo de 2008

La voz que rompe el silencio

A principios de Abri del 2008 sucedió que en Oaxaca asesinaron a dos mujeres triquis; pasaban por un camino rural cuando las emboscaron.

En las zonas indígenas y rurales estas historias tristemente no sorprenden. Entre el narco, el ejército, los intereses caciquiles y otras varias y complejas razones las muertes violentas son comunes.

Teresa Bautista Merino y Felícitas Martínez Sánches trabajaban en una radio comunitaria "La voz que rompe el silencio", y su muerte cala en la conciencia del país. Periodistas, mujeres e indígenas; todo a la vez; la mezcla provocó indignación general en un país difícilmente indignable (¿Cómo hacerlo cuando creces viendo novelas de Tv Azteca o a nuestra mediocre selección de Futbol?).

Lo que llama la atención han sido los comentarios de nuestro subprocurador de derechos humanos, Juan de Dios Castro Lozano, que afimó que Teresa y Felícitas eran amas de casa y no periodistas, ya que carecían de documentos que las certificaran.

(minuto de silencio) (hasta escribirlo me pone la sangre a hervir) (¿Alguien que me diga donde cabe tanta estupidez?) (¿En qué cabeza puede existir tanta mierda?) (pffff)

Los que vivimos en la Laguna de Durango sabemos quienes son los Castro Lozano: la principal mafia panista del estado. No necesariamente conocidos por su transparencia y decencia política.

Ligados al cacique local gomezpalatino, el que le pone polvo blanco a los quesos que fabrica (segun la PROFECO, los quesos Chilchota tienen más harina que el promedio en otros quesos mexicanos).

Para ser periodista no es necesario ningún documento; basta con la voluntad y acción decidida de comunicar. Para ser subprocurador de derechos humanos en México basta ser un pelmazo panista con amigos poderosos que te den la chamba. El interés en los derechos humanos no es requisito.

Avergüenza saber que existen servidores públicos como Castro Lozano.



Descancen en Paz Teresa y Felícitas.

El fin de semana de los 42 muertos

a Román Nicolás Cortés.


Soy afortunado.
Cerca de casa, hay un campo de golf que por la noche se llena de aire fresco, haciendo que las caminatas nocturnas sean bastante agradables.

Tengo una educación superior, en un país donde la media de la población apenas terminó la escuela secundaria. Ya ni mencionar el nivel en el medio rural o las comunidades indígenas, que son la eterna vergüenza de México.

Hago tres comidas al día; con verduras frescas, carne y pescado una vez a la semana. Consumo regularmente vino tinto y evito la comida chatarra. Caso aparte en el estado más obeso de México. Curiosa realidad donde la gente puede tener sobrepeso y anemia al mismo tiempo.

Leo siempre que puedo. Leo en este lugar donde pocos lo acostumbramos, donde las librerías que recordaba visitar cuando niño cerraron para dar lugar a negocios más “modernos”, o por lo menos rentables: sex shops, videoclubes, chacharerías de todo-por-once-pesos.

Vivo en el municipio más próspero de mi estado, en el barrio más acomodado. La gente de por estos lugares tiene visa para ir y venir a los Estados Unidos; la mayoría tiene conexión de alta velocidad a internet, un coche por persona y alguna casa de campo cerca de la ciudad.

Claro, las cosas no funcionan igual para todos; menos en un país como éste.

Román Nicolás Cortés murió el domingo por la tarde del fin de semana; era su día de descanso, y dos balas lo atravesaron justo fuera de su casa, en un barrio muy diferente al mío.
Nunca lo conocí. Es más, apenas si supe que existía cuando leí la nota del periódico. Nicolás era policía y su muerte se relaciona con una estruendosa balacera que pasó muy cerca del campo de golf, justo un día antes. Aparentemente un conflicto entre las mafias locales, cada vez más comunes.

Román tenía 29 años y vivía en la colonia Tierra y libertad, un montón de casitas autoconstruidas entre historias de familias humildes y ladrillos. Con graves problemas sociales, consecuencia del olvido político y la pobreza.
Muy seguramente en 1998, mientras yo me decidía entre estudiar economía o arquitectura, Román se daba cuenta que su futuro estaba en la policía. Y es que con una pobre educación pública y carencias económicas las opciones para decidir el rumbo de vida no abundan.
Según las cifras oficiales*, es muy probable que Román no haya terminado la escuela secundaria, necesitara terapia psicológica y sufriera de sobrepeso o diabetes; peor aún, Román habría tenido un coeficiente intelectual inferior al nivel medio, como la mayoría de los policías mexicanos.

Román se convirtió en uno de los 42 muertos que se llevó el fin de semana en México (solo asesinatos por violencia, cifra espeluznante). Justo hace un año, me sorprendí como nunca por que observé el convoy militar más grande que jamás haya visto en la Laguna; eran cerca de 25 camiones, cada uno con unos treinta soldados. Llegaban de las zonas militares de otras partes del país, eran la parte visible del proyecto calderonista de la lucha contra el narco.

El país se militarizaba, término que incomoda y lastima. Sin embargo la violencia no disminuyó, todo lo contrario; pasaron algunos meses, y en algún fin de semana de Enero se anunciaron 21 muertos en el país. Pensaba que habíamos tocado fondo hasta saber que Román fue el número 42 de otra mucho más violenta semana.

En mi pequeña realidad no pasa nada. El campo de golf sigue verde y fresco en las noches, disfruto igualmente mis tres comidas diarias; mi cotidianeidad es la misma. Las balaceras no me han limitado a dejar de salir de casa. Mi barrio es muy seguro, y en general toda la ciudad lo sigue siendo. La violencia se acota en zonas muy determinadas y en momentos del día muy específicos. Sin embargo todo esto no deja de doler; tanto que punza el alma.

Todos sabemos del tema; sin embargo lo evadimos. Los periódicos tratan mayoritariamente otros temas más vendibles y menos polémicos; la gente habla de fútbol, televisión y clima.

Hablar públicamente del narco y la violencia puede ser peligroso; las mafias ya no están en las montañas o en la costa, cultivando o pasando droga a los Estados Unidos. Son nuestros vecinos, manejan negocios poderosos, van a la misma Iglesia que nuestra familia y son, muchas veces, importantes políticos. Es un cáncer que desde hace mucho está dentro de las estructuras sociales del país.
Por eso la evasión de la realidad; no como opción consciente o responsable, más bien analgésico de conciencia social; solución fugaz y estúpida, aunque necesaria a veces. Hemos tenido el peor año de violencia en La Laguna; la política sigue igual de corrupta y el narco cada vez más toma control de la ciudad. La verdadera realidad duele, y mucho; por eso esta evasión histórica de la clase alta mexicana -de los honrados-. De tratar como si no pasara nada, de encerrarse en hermosos ghettos con campos de golf y jardines diseñados por paisajistas, según las últimas tendencias de Miami; años luz de la colonia Tierra y libertad, donde Román vivía y dejo de vivir.

Soy afortunado por pertenecer a esta clase y poder caminar cerca del campo de golf por las noches. Tan afortunado que no deja de doler.


* Estudio realizado por la Secretaría de la Función Pública: http://www.jornada.unam.mx/2008/04/09/index.php?section=politica&article=018n1pol