miércoles, 20 de agosto de 2008

Mantequilla sin arsénico

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Que no es nada contra Uruguay, los uruguayos, los chivitos o el Tannat.
Lo último que esperaría es que me salga lo bestia y malexplicarme. ¿Cómo empiezo?

Buscaba mantequilla para una salsa bechamel para la cena de esa noche, era el cumpleaños de mi hermana y me había comprometido a preparar una pasta.
Tenía la esperanza de encontrar alguna muy artesanal y libre de cochinadas: hormonas, químicos, pesticidas; claro, en estos lugares del mundo la cultura de los alimentos orgánicos es inversamente proporcional al consumo de Coca Cola, frituras y demás porquerias industrializadas altamente dañinas; lo que convierte a los alimentos orgánicos en objetos extintos/míticos/inexistentes, así como el pájaro dodo, la simpatía de Ratzinger o el agua del Nazas.
Con esa resignación y optimismo de quien descubre el agua tibia, alargué el brazo y tomé un paquete de mantequilla lala. Y es que si la vida te da limones, haz limonada.
Sin pensarlo giré el paquete para leer el reverso: HECHO EN URUGUAY, decía en letras azules y mayúsculas. Estaba bastante sorprendido, así que simplemente dejé el paquete sobre el carrito y comencé a caminar rumbo a la caja. El tiempo era poco y había todavía mucha comida por preparar para la cena de esa noche.


¿Qué tiene de extraño encontrarse mantequilla uruguaya en Torreón?


Metafóricamente sería como comprar carne de res texana en Buenos Aires, chocolates franceses en Bruselas y Bourbon americano en Edimburgo. Suena aparentemente simple, pero detrás de esta comparativa bastante chafa hay elementos que dejan mucho a pensar.

Lala es la médula espinal de la siniestra estructura económica que ha dañado irremediablemente el medio ambiente en la Comarca Lagunera. Sus propietarios manejan un conglomerado poderoso y cerrado con gran poder político y económico. Una oligarquía hecha y derecha con el poder de vetar cualquier iniciativa social y ciudadana en favor de la protección del medioambiente.

Desde que era pequeño, he escuchado que los ganaderos-accionistas de Lala dispensan el daño al medio ambiente por el desarrollo económico que genera la industria pecuaria, además de la inegable actividad complementaria como transportación, administración o insumos. El desarrollo económico no se pone en duda, sí la sustentabilidad medioambiental y la concentración de la riqueza.


De ser una región semidesértica nos hemos convertido en la principal zona productura de leche en el país, incongruente pero cierto. Estos señores billetudos, le chupan el 92% del agua a la región, con fines agrícolas. Y es que la siembra de alfalfa consume cantidades IMPRESIONANTES de agua de bombeo.
¿El problema? En gran parte de la Comarca los niveles de acuíferos están tan bajos que las concentraciones de arsénico son increiblemente elevadas. Conocí personas en San Pedro de las Colonias y Francisco I. Madero con problemas de salud derivados a causa del arsénico. La agroindustria es un pilar en la economía de la región, lamentablemente no es sustentable tal y como se practica actualmente. El problema de la riqueza de los Iriarte, Tricio y Villarreal y demás familias oligarcas es que muy pocos se benefician en perjuicio de la gran mayoría.


Entonces, en una región que da prioridad a alimentar vacas por el beneficio económico que representan, ¿Porqué se importa el lácteo?

Que Lala se ponga a importar mantequilla del Uruguay resulta ser una burla bastante humillante a los supuestos principios del bienestar regional; por años la premisa del desarrollo pecuario en la Laguna ha sido el aumento de la producción en favor del desarrollo local, bajo la bandera de la creación de empleos. Los empleos están ahora en la pampa uruguaya, aunque el beneficio económico sigue en San Isidro, La Rosita y El Fresno.
HECHO EN URUGUAY nos recuerda que a las familias de Lala solo ven por ellos mismos y el "beneficio común" está en función del entendimiento de cada individuo.


Esa noche la cena resultó ser bastante buena, se pasó al aire libre con un fresco muy agradable, raro en esos días de Julio. No quise tirar la caja de mantequilla vacía, sus letras azules y mayúsculas con HECHO EN URUGUAY no dejaban de darme vueltas en la cabeza.


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