lunes, 7 de enero de 2008

Comarca No-lugar 6 o autorretrato de mi sombra










Puedes vivir en el mismo lugar toda una vida, sin embargo nunca llegar a conocerlo totalmente.

Hoy viví justamente eso.

Los impresionistas afirmaban que incluso un mismo sitio son muchos sitios a la vez, dependiendo de la luz específica del dia, de los sonidos, de todo lo que lo rodea; de quien lo observa.




Hoy me topé con este pasaje ferroviario en la zona industrial de Gómez Palacio. Nunca antes me había percatado que existiera, lo que desperto mi curiosidad y me animara a caminarlo.


La sensación fue extrañísima: para empezar el pasaje es bastante largo y ligeramente curvo; hay un punto en que no se ven los extremos de las calles, y el espacio queda totalmente cerrado de manera visual. Un costado es el antiguo predio de Magnival, ahora cerrado, totalmente abandonado y en proceso de oxidamiento. El otro predio es un patio de maniobras de Básculas Industriales también algo vacío.



Me recordó los cuadros de Francisco Goitia, las sombras enormes por la hora de la tarde, la luz dorada y la perfecta soledad del lugar. No había nadie. No era posible ver absolutamente a ningún otro ser vivo en todo lo que alcanzaba la mirada; hecho extraño para estar dentro de la ciudad.


Un perro muerto le daba el último toque surrealista a la escena. Putrefacción y mosquerío en medio de la nada.

Escena extraña en este extraño lugar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

=)

Anónimo dijo...

Increible, es verdad, resulta sorprendente como en medio de tanto bullicio citadino, es como si se abriera en momentos de nuestras vidas un portal que nos trasladara de un instante a otro, a un momento de calma total, donde apenas si se escucha el viento, como si le huebiecen quitado el sonido y las personas a la vida, y solo quedaramos nosotros sumergidos en un vacio relexivo y "surreal".

Recuerdo cuando vivia en chapala, en ocaciones cuando venia de la escuela a medio dia, tenia que atravezar toda la colonia, me sorprendia y al mismo tiempo me atemorizaba ver las calles tan vacias, muy apenas si se veia un coche a lo lejos, y luego... daba vuelta, y quedaba otra vez solo, y esos sonidos caseros de los cuchillos y tenedores jugueteando con los platos. Caminaba cuadras antes de ver a alguien.

Ahora no me atemoriza mas.