Aquí nací, en este Torreón-Gomez-Lerdo posmoderno y caluroso, hecho que me obliga a pensar mi ciudad, a percibirla como un lugar bizarramente extraño, y bastante feo -independiente a que me guste vivir aquí-.
Caminando por la calle me daba cuenta que se conforma de no lugares: espacios anónimos, vacíos y bastante destartalados, llenos al mismo tiempo de una estética nostálgica y compasiva.
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