Hace unas dos semanas encontré un libro de cuentos de Francisco Amparán (en una librería de viejo, cerca del teatro Isauro Martínez).
No voy a negarlo, compré el libro por morbo (solo costaba 15 pesos). Me dio bastante simpatía ver la fotografía de mi querido ex-profesor neurótico con veinte años menos de vida, una sonrisa que mas que resultar agradable parece la de un asesino en serie (como la de Merlina Adams después de ver 12 horas de disney) y ya ni mencionar la sorpresa de conocerle cabello (pensamos injustamente que los calvos nacieron calvos).
Afortunadamente las cosas importantes de la vida no se relacionan en nada con su envoltura. No esperaba mucho por un libro de 15 pesos, de un editorialista (era la faceta literaria que conocía) que últimamente me resulta bastante cuadrado y que poco ha escrito sobre las barbaridades locales de últimas fechas.
Los cuentos se desarrollan en la Laguna, y eso me hizo conocer una ciudad que no imaginaba, la ciudad diluída en la imaginacion de un escritor y vuelta a plasmar en papel. Una Alameda hecha de líneas y palabras donde suceden historias increibles, aparentemente impensables para un pueblo polvoriento y provinciano como este, de extrañas conspiraciones mundiales (Informe sobre el comité mundial Minimum).
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